lunes, 30 de enero de 2017

RECIBIR GOHONZON

RECIBIR EL GOHONZON

Me gustaría expresar en breves palabras todo lo que ha significado, significa y significará la llegada de la LEY MISTICA  a mi realidad.

Para ello debería comenzar dando unas breves pinceladas de mi vida, mejor dicho, de mi estado de vida, antes de conocer a Rubén, mi “Shakubuku”. Esa palaba tan rara inicialmente para mí y que, después, ha adquirido su pleno significado, ya que rompió mi inercia y mis reticencias y me ayudó a desprenderme de apegos y prejuicios hacia el budismo, ayudándome a tener una visión más amplia de mi vida y a revelar esa budeidad que todos tenemos inherente en nuestro interior.

No puedo decir que haya tenido grandes traumas en la vida, nada que se salga de lo normal: he nacido en el seno de una familia de clase media que ha ido consiguiendo lo que tiene gracias al esfuerzo del trabajo de mi padre y del apoyo incondicional de mi madre al desarrollo de su carrera profesional. He sido la mayor de 5 hermanos y hermanas y desde muy niña he sentido y he tenido la obligación de cuidar de ellos y de responder por ellos. Con un padre bastante ausente por su trabajo y con cierto aire autoritario, aunque curiosamente era el que más jugaba con nosotros y una madre siempre presente, pero demasiado atareada en sacar adelante a las 8 personas que tenía a su cargo, sin poder realizar sus sueños, ya que las necesidades de los otros se convirtieron en su prioridad. Creo que perdió en algún momento su identidad y eso la hizo estar, en algunos momentos en estado depresivo y con recurrentes neuralgias. No estaba para contarnos cuentos, pero siempre cubrió nuestras necesidades básicas.

Aprendí de los dos el esfuerzo, pero también la extraña mezcla de la ambición y la autoridad y, por otro lado, la sumisión y el renunciar a tus sueños por los sueños y las necesidades de los demás, que además fue fomentado por una educación católica. Una mezcla explosiva, que moldea tu forma de ser, pero que te obliga a estar siempre en desequilibrio….entre lo que está bien o está mal o aquello que los demás te dicen que está bien o está mal. Ese mundo de creencias colectivas que nos vemos obligados a creer y que no cuestionamos.

Muy pronto aprendí que decir “no” a aquello que no me apetecía y que otro necesitaba, significaba perder su “amor”, por lo que fui dejando atrás mi sueños, mis necesidades, mis aspiraciones, para hacer míos los de los demás. Simplemente buscaba la aprobación, el cariño, la compañía…, pero eso lo sé ahora.

No ver recompensado mis esfuerzos, sacaba a relucir mi “lado oscuro”, el lado rebelde y autoritario…sin duda muy relacionado con el estado del “infierno”.

Siempre he ido buscando mi “YO”,  esas cualidades y particularidades que sabes que están ahí, pero que pocas veces salen a relucir por el miedo a ser diferente y por consiguiente a ser rechazada.
En ese viaje de búsqueda, me saqué mi carrera de docente (creo que ha sido la primera cosa que he hecho que realmente quería hacer, aún en contra de los deseos de mis padres), saqué mis oposiciones, me casé….no porque realmente lo quisiera, sino porque era lo que había que hacer….tuve dos hijas…, pero no era feliz, sólo sabía llorar…aquello no era lo que yo quería!! Él no era mi compañero de viaje, mis hijas….no me daban esa plenitud que se espera de ser madre… ¿Acaso por eso era mala madre? Después, caí en una gran depresión, no veía salida a mi vida, nada me satisfacía, nada era lo que yo esperaba de la vida….los años pasaban y no había encontrado la verdadera razón de vivir.

Sólo me venía a la cabeza la palabra “descansar….y me lo repetía una y mil veces a lo largo del día. 

No hay medicación milagro para eso.

Y eso intenté….descansar. Desconectar de la vida.


El segundo nacimiento a la vida, me dio el coraje de iniciar nuevas acciones que cambiasen el rumbo de mi vida, aunque no tenía claro cuál era, sí empecé a ser consciente de cual no lo era. Me divorcié, empecé a ser más autónoma (antes no lo era, todo tenía que tener la aprobación  de mi marido o de mis padres, hermanos…), me abrí al mundo, conocí a otras personas, hice amistades, en pocas palabras me relacioné con el entorno y tomé las riendas de mi vida. Fuese la dirección que fuese. Me parecía más a mí, sin embargo, los demás no me veían así. Ellos veían a una persona  Inteligente, atractiva, pero marcando distancias, autoritaria, inalcanzable…y yo no soy así!!

Pero yo necesitaba algo…algo más! Seguía sintiendo que aquello no era del todo lo que yo quería….algo faltaba en mi vida, algo que no dan las terapias, ni las amistades, ni segundos matrimonios o relaciones esporádicas. Algo que no da el estudio…

Empiezas a indagar….Haces yoga y cuerpo y mente se empiezan a conectar. Haces Zen y mindfullness y empiezas a ser más consciente, controlas más el estrés, canalizas la rabia…pero ésta sigue estando ahí….¿Que falta? A veces crees que son cosas materiales y compras de forma compulsiva que satisfacen el momento, pero no tu ansia. Viajas…ves nuevas cosas, aprendes…pero quieres volver a casa y allí sólo encuentras otra vez ese pequeño hueco vacío…vacío de qué? 

Preguntas y preguntas…demasiadas preguntas…y muchos miedos.

Y cuando dejas de buscar…aparece un chico altísimo, llamado Rubén, que no había visto nunca en mi vida, y que viene por primera vez a las visitas culturales que organiza la asociación de mi buen amigo José Miguel. Y tomando una cervecita y hablando de esto y de aquello me dice que yo soy alguien muy especial y que él tiene un regalo que hacerme, pero que ese regalo es “de corazón a corazón” ( Mi estupefacción fue mayúscula….¿Qué es eso de corazón a corazón? Ahora creo entenderlo…El corazón está en comunión con el alma o la conciencia. Cuando un corazón habla a otro corazón y éste se abre, le escucha, algo cambia en tu interior y es posible experimentar el verdadero amor, ese que da regalos sin mirar a quién o a qué ni esperar nada a cambio). Me pide el teléfono y se lo doy, no sé bien por qué, supongo que la intriga, pero se lo doy, sobre todo, porque mi amigo le conoce y me puede proteger de este extraño de mirada ilusionada y agradecida.

A través de una llamada de teléfono hablamos largo tiempo. Me habla de la LEY MÍSTICA, de  los beneficios de la práctica, del budismo de Nichiren y me habla de su vida, de lo que para él significó y me habló con tanta confianza y energía, que no pude negarme a su invitación de ir a una “reunión de diálogo” del GRUPO RENACIMIENTO.

No me asusté ni me reí de la recitación del DAIMOKU colectivo….abrí mi corazón para recibir las vibraciones y empecé a entonar también. Me emocionó cómo todo el grupo me acogió y me escuchó. Aprendí mucho de las experiencias de los compañeros y compañeras y sobre todo sentí buenas vibraciones…nadie tiene expectativas de nadie, no tienes que demostrar nada, puedes ser tú y te aceptan tal cual eres. No necesitan de ti que hagas o dejes de hacer, sólo quieren compartir sus experiencias y encontrar en las tuyas el aliento necesario para enfrentarse a sus retos.
Me sentí bien al salir de allí. No tenía que demostrar nada, no tenía que fingir ser lo que no era, no tenía que ajustarme a un rol.

Y empecé a practicar daimoku a mi ritmo, a mi entonación….y me atreví con el Gongyo y me sentía bien. A veces con ayudas de audios de internet para ir cogiendo la pronunciación y otras, la mayoría, agradeciendo que el grupo fuese más lento en sus recitaciones para ayudarme.

La fuerza del grupo me da una alegría y una fortaleza extra, pero desde  los inicios de mi práctica empecé a notar los beneficios, pequeños detalles, pero la energía estaba cambiando a mi alrededor. Y esa alegría, que se podría asemejar al estado de los “seres celestiales”, no sucumbió a las influencias externas…esas de aquellos que te dicen que te estás metiendo en una secta, que haces unas cosas muy raras, que qué es eso que ando murmurando a cada rato, de mis hijas que les entra la risa cuando recito o simplemente porque algo no ha salido como yo esperaba.
Muy al contrario he ido encontrando la convicción de que con la determinación en la práctica no sólo consigues aquellos deseos grandes o pequeños que te propones, sino que hace que tu entorno cambie y se enriquezca y mejore también con mi propia práctica…crean o no crean, se lo digas o no. Yo me siento feliz porque sé que mi nuevo estado ha contribuido a ello.

Mi determinación frente al Gohonzon siempre ha sido la misma: quiero encontrar el equilibrio en mi vida. Quiero ser consciente de todo lo bueno y hermoso que hay mi alrededor: “GOHONZON…QUIERO SER YO”, sin egos, sin apegos y sin miedos. Y lo estoy consiguiendo. Siento que la paz, el equilibrio se ha instalado en mí, eso no quita que a veces me enfade o me disguste, pero estoy en armonía. La recupero y olvido lo que no es importante. Acompaño a aquellos que hay en mi camino, pero no recorro su camino, no me cargo con sus cargas y, curiosamente, les ayudo más así que de la otra manera. Mi postura, mis gestos y mis acciones están dejando traslucir que hay un “buda” ahí dentro que me permite ser generoso sin gastar, que permite dar felicidad sin yo perder la sonrisa, que los enfados de los demás no van conmigo. Mi transformación transforma mi entorno. Mi lucha para conmigo beneficia a los que están a mi alrededor. ¿No contribuyo así al Kosen-rufu? Yo creo que sí.

Podría recitar muchos beneficios menores: la mejoría en la convivencia con mis hijas, que mi hija mayor empiece a tomar las riendas de su vida (va lento, pero hay movimiento, eso es lo que cuenta!!) la salud de seres queridos, la mejora en la condición laboral de mi pareja, ayudar a un amigo que lo está pasando mal en su lucha por la custodia de su hija, algo tan banal, pero en su momento muy urgente, fue que la gata de Ari y Rubén, que estuvo en mi casa unos días, se escapó por el balcón y pasó horas sin volver y yo entonaba con ímpetu para que apareciera y de repente apareció maullando en la ventana (de esto se están enterando ahora ellos) solucionar problemas en el trabajo, tanto burocráticos como entre compañeros/as, el trabajo tan importante que vamos desarrollando en la escuela respecto a la mejora de la convivencia a través del diálogo (ya lo hacía antes de conocer el budismo de Nichiren, pero esto me ha dado más ímpetu), pero sobre todo me quedo con mi transformación que ha permitido transformar mi entorno y que sea algo tan evidente que la gente me pregunte ¿Qué has hecho? Estás distinta, te veo muy bien!!

La práctica y el Gohonzon me ha dado las respuesta a mis preguntas….en realidad no eran preguntas, era mi propio desconocimiento a lo que necesitaba: Sanar el cuerpo emocional para crear un nuevo estado de vida que me permita compartir con los demás todo el amor, el bienestar, la seguridad y la calma que estaban dormidas en mi interior.

Sólo eres feliz y puedes compartir con los demás cuando te encuentras en un estado de vida elevado.
Me siento especialmente identificada con el aliento diario del día 22 de enero de Daisaku Ikeda que decía:
En definitiva, la felicidad depende de cómo establecen un sólido yo interior. No se encuentra en la apariencia externa ni en las cosas vanas. Se trata de cómo se sienten ustedes en su interior; es una profunda resonancia en su vida. Es verse colmado cada día de un sentimiento gratificante de júbilo y de propósito, una sensación de tarea cumplida y de gran plenitud; quien se siente así es feliz. Las personas que experimentan esa clase de satisfacción, aunque estén sumamente atareadas, son mucho más felices que aquellos a quienes les sobra el tiempo, pero se sienten vacíos por dentro”

Gohonzon me ha enseñado el camino….¡reclamar mi propia divinidad!

Cuando Irene me animó a recibir Gohonzon, me emocioné tanto que no sabía que decir: estaba dichosa, pero al mismo tiempo el respeto que siento por la práctica unido a que tampoco tenía el nivel 1, y desde mi propia humildad,  me parecía que aún no había hecho méritos suficientes ni llevaba demasiado tiempo en el grupo como para, ni siquiera, sugerir al mismo la posibilidad de recibirlo. Sin embargo, desde la reflexión que estoy haciendo al escribir esta experiencia, creo que ha existido un gran cambio en mi vida, un antes y un después y agradezco que mis compañeras y compañeros sí hayan sido conscientes de ello y por lo tanto consideren que soy merecedora de tener este tesoro de vida presente en casa.

Para terminar, y disculpar que me esté extendiendo, quisiera compartir cuáles serán mis determinaciones para este Gohonzon que voy a recibir:

A nivel particular…seguir en la determinación de mantenerme en estos estados de vida elevados, para que esta transformación sea una constante y beneficie a todos y a todas las personas que están a mí alrededor.

A nivel de grupo renacimiento: mantener el grupo unido, que seamos más, pero sobre todo que los que estamos seamos constantes en la práctica y seamos capaces de superar los obstáculos que nos pone la vida o incluso a veces sólo nosotros mismos para poder hacer gongyo juntos y acudir a las reuniones de diálogo. Esa fuerza y energía es maravillosa y la hacemos posible todos juntos.

A nivel de organización…Hoy más que nunca se hace necesario que trabajemos por el Kosen-rufu mundial. Desde mi humilde opinión, ese Kosen–rufu mundial lo tenemos en el día a día, lo compartimos con el que tenemos al lado. Soy afortunada porque, además, lo trabajo a diario con 354 niños y niñas….en todos ha caído la semilla, en algunos se marchitará, en la mayoría saldrá el plantón, y en otros florecerá. Mi tarea está en contagiar a las familias y al profesorado de nueva incorporación. Estoy en ello. Y por eso pediré a Gohonzon que en cada uno de lo que estéis aquí, sembréis esta semilla del diálogo, de la empatía y la solidaridad…es contagiosa, seguro que aunque vivamos en un mundo vacunado contra todo, también podemos intentar que la paz sea viral!!

Y ya por último, de verdad que es lo último: mi agradecimiento infinito a Rubén, por su regalo de corazón a corazón, por guiar mis primeros pasos y presentarme al Grupo Renacimiento.


Al grupo Renacimiento en general, por su acogida cálida, por su infinita paciencia en mi aprendizaje, por escucharme y por hacerme sentir una más desde el principio y, principalmente a Irene que, me ha acompañado siempre en este camino, que ha confiado en mí y que ha sido más que la coordinadora del grupo, ha sido una maestra paciente, una confidente y sobre todo una amiga.



2 comentarios:

  1. Cómo me alegro de todo lo bueno que hay en ti ahora, me alegra que estés bien contigo misma, eso se nota en la mirada y lo mejor es que cuando estás bien das lo mejor de ti, y eso lo percibimos todos los que de una forma u otra estamos cerca....eres fuerte y muy valiosa....no cambies nunca....un beso guapa !!!

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