RECIBIR EL GOHONZON
Me gustaría expresar en breves
palabras todo lo que ha significado, significa y significará la llegada de la
LEY MISTICA a mi realidad.
Para ello debería comenzar dando
unas breves pinceladas de mi vida, mejor dicho, de mi estado de vida, antes de
conocer a Rubén, mi “Shakubuku”. Esa palaba tan rara inicialmente para mí y que,
después, ha adquirido su pleno significado, ya que rompió mi inercia y mis reticencias
y me ayudó a desprenderme de apegos y prejuicios hacia el budismo, ayudándome a
tener una visión más amplia de mi vida y a revelar esa budeidad que todos
tenemos inherente en nuestro interior.
No puedo decir que haya tenido
grandes traumas en la vida, nada que se salga de lo normal: he nacido en el
seno de una familia de clase media que ha ido consiguiendo lo que tiene gracias
al esfuerzo del trabajo de mi padre y del apoyo incondicional de mi madre al
desarrollo de su carrera profesional. He sido la mayor de 5 hermanos y hermanas
y desde muy niña he sentido y he tenido la obligación de cuidar de ellos y de
responder por ellos. Con un padre bastante ausente por su trabajo y con cierto aire autoritario,
aunque curiosamente era el que más jugaba con nosotros y una madre siempre
presente, pero demasiado atareada en sacar adelante a las 8 personas que tenía
a su cargo, sin poder realizar sus sueños, ya que las necesidades de los otros se
convirtieron en su prioridad. Creo que perdió en algún momento su identidad y
eso la hizo estar, en algunos momentos en estado depresivo y con recurrentes neuralgias. No estaba para contarnos cuentos, pero siempre cubrió nuestras necesidades básicas.
Aprendí de los dos el esfuerzo, pero
también la extraña mezcla de la ambición y la autoridad y, por otro lado, la
sumisión y el renunciar a tus sueños por los sueños y las necesidades de los demás, que además
fue fomentado por una educación católica. Una
mezcla explosiva, que moldea tu forma de ser, pero que te obliga a estar
siempre en desequilibrio….entre lo que está bien o está mal o aquello que los demás te dicen que está bien o está mal. Ese mundo de creencias colectivas que nos vemos obligados a creer y que no cuestionamos.
Muy pronto aprendí que decir “no”
a aquello que no me apetecía y que otro necesitaba, significaba perder su
“amor”, por lo que fui dejando atrás mi sueños, mis necesidades, mis
aspiraciones, para hacer míos los de los demás. Simplemente buscaba la
aprobación, el cariño, la compañía…, pero eso lo sé ahora.
No ver recompensado mis
esfuerzos, sacaba a relucir mi “lado oscuro”, el lado rebelde y autoritario…sin
duda muy relacionado con el estado del “infierno”.
Siempre he ido buscando mi “YO”, esas cualidades y particularidades que sabes
que están ahí, pero que pocas veces salen a relucir por el miedo a ser diferente
y por consiguiente a ser rechazada.
En ese viaje de búsqueda, me
saqué mi carrera de docente (creo que ha sido la primera cosa que he hecho que
realmente quería hacer, aún en contra de los deseos de mis padres), saqué mis
oposiciones, me casé….no porque realmente lo quisiera, sino porque era lo que
había que hacer….tuve dos hijas…, pero no era feliz, sólo sabía llorar…aquello
no era lo que yo quería!! Él no era mi compañero de viaje, mis hijas….no me
daban esa plenitud que se espera de ser madre… ¿Acaso por eso era mala madre?
Después, caí en una gran depresión, no veía salida a mi vida, nada me
satisfacía, nada era lo que yo esperaba de la vida….los años pasaban y no había
encontrado la verdadera razón de vivir.
Sólo me venía a la cabeza la
palabra “descansar”….y me lo repetía una y mil veces a lo largo del día.
No hay medicación milagro para eso.
Y eso intenté….descansar. Desconectar
de la vida.
El segundo nacimiento a la vida,
me dio el coraje de iniciar nuevas acciones que cambiasen el rumbo de mi vida,
aunque no tenía claro cuál era, sí empecé a ser consciente de cual no lo era.
Me divorcié, empecé a ser más autónoma (antes no lo era, todo tenía que tener
la aprobación de mi marido o de mis
padres, hermanos…), me abrí al mundo, conocí a otras personas, hice amistades,
en pocas palabras me relacioné con el entorno y tomé las riendas de mi vida.
Fuese la dirección que fuese. Me parecía más a mí, sin embargo, los demás no me
veían así. Ellos veían a una persona Inteligente, atractiva, pero marcando
distancias, autoritaria, inalcanzable…y yo no soy así!!
Pero yo necesitaba algo…algo más!
Seguía sintiendo que aquello no era del todo lo que yo quería….algo faltaba en
mi vida, algo que no dan las terapias, ni las amistades, ni segundos matrimonios
o relaciones esporádicas. Algo que no da el estudio…
Empiezas a indagar….Haces yoga y
cuerpo y mente se empiezan a conectar. Haces Zen y mindfullness y empiezas a
ser más consciente, controlas más el estrés, canalizas la rabia…pero ésta sigue
estando ahí….¿Que falta? A veces crees que son cosas
materiales y compras de forma compulsiva que satisfacen el momento, pero no tu
ansia. Viajas…ves nuevas cosas, aprendes…pero quieres volver a casa y allí sólo
encuentras otra vez ese pequeño hueco vacío…vacío de qué?
Preguntas y
preguntas…demasiadas preguntas…y muchos miedos.
Y cuando dejas de buscar…aparece
un chico altísimo, llamado Rubén, que no había visto nunca en mi vida, y que viene por primera
vez a las visitas culturales que organiza la asociación de mi buen amigo José
Miguel. Y tomando una cervecita y hablando de esto y de aquello me dice que yo
soy alguien muy especial y que él tiene un regalo que hacerme, pero que ese
regalo es “de corazón a corazón” ( Mi estupefacción fue mayúscula….¿Qué es eso
de corazón a corazón? Ahora creo entenderlo…El corazón está en comunión con el
alma o la conciencia. Cuando un corazón habla a otro corazón y éste se abre, le
escucha, algo cambia en tu interior y es posible experimentar el verdadero
amor, ese que da regalos sin mirar a quién o a qué ni esperar nada a cambio).
Me pide el teléfono y se lo doy, no sé bien por qué, supongo que la intriga,
pero se lo doy, sobre todo, porque mi amigo le conoce y me puede proteger de
este extraño de mirada ilusionada y agradecida.
A través de una llamada de
teléfono hablamos largo tiempo. Me habla de la LEY MÍSTICA, de los beneficios de la práctica, del budismo de
Nichiren y me habla de su vida, de lo que para él significó y me habló
con tanta confianza y energía, que no pude negarme a su invitación de ir a una
“reunión de diálogo” del GRUPO RENACIMIENTO.
No me asusté ni me reí de la
recitación del DAIMOKU colectivo….abrí mi corazón para recibir las vibraciones
y empecé a entonar también. Me emocionó cómo todo el grupo me acogió y me
escuchó. Aprendí
mucho de las experiencias de los compañeros y compañeras y sobre todo sentí
buenas vibraciones…nadie tiene expectativas de nadie, no tienes que demostrar
nada, puedes ser tú y te aceptan tal cual eres. No necesitan de ti que hagas o
dejes de hacer, sólo quieren compartir sus experiencias y encontrar en las
tuyas el aliento necesario para enfrentarse a sus retos.
Me sentí bien al salir de allí. No
tenía que demostrar nada, no tenía que fingir ser lo que no era, no tenía que
ajustarme a un rol.
Y empecé a practicar daimoku a mi
ritmo, a mi entonación….y me atreví con el Gongyo y me sentía bien. A
veces con ayudas de audios de internet para ir cogiendo la pronunciación y
otras, la mayoría, agradeciendo que el grupo fuese más lento en sus
recitaciones para ayudarme.
La fuerza del grupo me da una
alegría y una fortaleza extra, pero desde los inicios de mi práctica empecé a notar los
beneficios, pequeños detalles, pero la energía estaba cambiando a mi alrededor.
Y esa alegría, que se podría asemejar al estado de los “seres celestiales”, no
sucumbió a las influencias externas…esas de aquellos que te dicen que te estás
metiendo en una secta, que haces unas cosas muy raras, que qué es eso que ando
murmurando a cada rato, de mis hijas que les entra la risa cuando recito o
simplemente porque algo no ha salido como yo esperaba.
Muy al contrario he ido
encontrando la convicción de que con la determinación en la práctica no sólo
consigues aquellos deseos grandes o pequeños que te propones, sino que hace que
tu entorno cambie y se enriquezca y mejore también con mi propia práctica…crean
o no crean, se lo digas o no. Yo me siento feliz porque sé que mi nuevo estado
ha contribuido a ello.
Mi determinación frente al
Gohonzon siempre ha sido la misma: quiero encontrar el equilibrio en mi vida.
Quiero ser consciente de todo lo bueno y hermoso que hay mi alrededor: “GOHONZON…QUIERO SER YO”, sin egos, sin
apegos y sin miedos. Y lo estoy consiguiendo. Siento que la paz, el equilibrio se
ha instalado en mí, eso no quita que a veces me enfade o me disguste, pero
estoy en armonía. La recupero y olvido lo que no es importante. Acompaño a
aquellos que hay en mi camino, pero no recorro su camino, no me cargo con sus
cargas y, curiosamente, les ayudo más así que de la otra manera. Mi postura,
mis gestos y mis acciones están dejando traslucir que hay un “buda” ahí dentro
que me permite ser generoso sin gastar, que permite dar felicidad sin yo perder
la sonrisa, que los enfados de los demás no van conmigo. Mi transformación
transforma mi entorno. Mi lucha para conmigo beneficia a los que están a mi
alrededor. ¿No contribuyo así al Kosen-rufu? Yo creo que sí.
Podría recitar muchos beneficios
menores: la mejoría en la convivencia con mis hijas, que mi hija mayor empiece
a tomar las riendas de su vida (va lento, pero hay movimiento, eso es lo que
cuenta!!) la salud de seres queridos, la mejora en la condición laboral de mi pareja,
ayudar a un amigo que lo está pasando mal en su lucha por la custodia de su
hija, algo tan banal, pero en su momento muy urgente, fue que la gata de Ari y
Rubén, que
estuvo en mi casa unos días, se escapó por el balcón y pasó horas sin volver y
yo entonaba con ímpetu para que apareciera y de repente apareció maullando en
la ventana (de esto se están enterando ahora ellos) solucionar problemas en el
trabajo, tanto burocráticos como entre compañeros/as, el trabajo tan importante
que vamos desarrollando en la escuela respecto a la mejora de la convivencia a través
del diálogo (ya lo hacía antes de conocer el budismo de Nichiren, pero esto me
ha dado más ímpetu), pero sobre todo me quedo con mi transformación que ha
permitido transformar mi entorno y que sea algo tan evidente que la gente me
pregunte ¿Qué has hecho? Estás distinta, te veo muy bien!!
La práctica y el Gohonzon me ha
dado las respuesta a mis preguntas….en realidad no eran preguntas, era mi
propio desconocimiento a lo que necesitaba: Sanar el cuerpo emocional para
crear un nuevo estado de vida que me permita compartir con
los demás todo el amor, el bienestar, la seguridad y la calma que estaban
dormidas en mi interior.
Sólo eres feliz y puedes
compartir con los demás cuando te encuentras en un estado de vida elevado.
Me siento especialmente
identificada con el aliento diario del día 22 de enero de Daisaku Ikeda
que decía:
“ En
definitiva, la felicidad depende de cómo establecen un sólido yo interior. No
se encuentra en la apariencia externa ni en las cosas vanas. Se trata de cómo
se sienten ustedes en su interior; es una profunda resonancia en su vida. Es
verse colmado cada día de un sentimiento gratificante de júbilo y de propósito, una
sensación de tarea cumplida y de gran plenitud; quien se siente así es feliz.
Las personas que experimentan esa clase de satisfacción, aunque estén sumamente
atareadas, son mucho más felices que aquellos a quienes les sobra el tiempo,
pero se sienten vacíos por dentro”
Gohonzon me ha enseñado el
camino….¡reclamar mi propia divinidad!
Cuando Irene me animó a recibir
Gohonzon, me emocioné tanto que no sabía que decir: estaba dichosa, pero al
mismo tiempo el respeto que siento por la práctica unido a que tampoco tenía el
nivel 1, y desde mi propia humildad, me
parecía que aún no había hecho méritos suficientes ni llevaba
demasiado tiempo en el grupo como para, ni siquiera, sugerir al mismo la
posibilidad de recibirlo. Sin embargo, desde la reflexión que estoy haciendo al
escribir esta experiencia, creo que ha existido un gran cambio en mi vida, un
antes y un después y agradezco que mis compañeras y compañeros sí hayan sido
conscientes de ello y por lo tanto consideren que soy merecedora de tener este
tesoro de vida presente en casa.
Para terminar, y disculpar que me
esté extendiendo, quisiera compartir cuáles serán mis determinaciones para
este Gohonzon que voy a recibir:
A nivel particular…seguir en la determinación de mantenerme en estos
estados de vida elevados, para que esta transformación sea una constante y
beneficie a todos y a todas las personas que están a mí alrededor.
A nivel de grupo renacimiento: mantener el grupo unido, que seamos
más, pero sobre todo que los que estamos seamos constantes en la práctica y
seamos capaces de superar los obstáculos que nos pone la vida o incluso a
veces sólo nosotros mismos para poder hacer gongyo juntos y acudir a las
reuniones de diálogo. Esa fuerza y energía es maravillosa y la hacemos posible
todos juntos.
A nivel de organización…Hoy más que nunca se hace necesario que
trabajemos por el Kosen-rufu mundial. Desde mi humilde opinión, ese Kosen–rufu
mundial lo tenemos en el día a día, lo compartimos con el que tenemos al lado.
Soy afortunada porque, además, lo trabajo a diario con 354 niños y niñas….en
todos ha caído la semilla, en algunos se marchitará, en la
mayoría saldrá el plantón, y en otros florecerá. Mi tarea está en contagiar a las
familias y al profesorado de nueva incorporación. Estoy en ello. Y por eso
pediré a Gohonzon que en cada uno de lo que estéis aquí, sembréis esta semilla
del diálogo, de la empatía y la solidaridad…es contagiosa, seguro que aunque
vivamos en un mundo vacunado contra todo, también podemos intentar que la paz sea
viral!!
Y ya por último, de verdad que es
lo último: mi agradecimiento infinito a Rubén, por su regalo de corazón a
corazón, por
guiar mis primeros pasos y presentarme al Grupo Renacimiento.
Al grupo Renacimiento en general,
por su acogida cálida, por su infinita paciencia en mi aprendizaje, por
escucharme y
por hacerme sentir una más desde el principio y, principalmente a Irene que, me
ha acompañado siempre en este camino, que ha confiado en mí y que ha sido más
que la coordinadora del grupo, ha sido una maestra paciente, una confidente y
sobre todo una amiga.
Cómo me alegro de todo lo bueno que hay en ti ahora, me alegra que estés bien contigo misma, eso se nota en la mirada y lo mejor es que cuando estás bien das lo mejor de ti, y eso lo percibimos todos los que de una forma u otra estamos cerca....eres fuerte y muy valiosa....no cambies nunca....un beso guapa !!!
ResponderEliminarGracias, Mari!!
ResponderEliminar