jueves, 11 de marzo de 2010

"La cagá del lagarto"


Últimamente estoy recordando muy a menudo esta frase que tantas veces me decías. La primera vez que me vino a la cabeza no tenía nada que ver con el sentido que tú le dabas. Amonestando a un alumno por su falta de interés por el trabajo y por hacer el esfuerzo de pensar, le dije que se fuera a su mesa y se buscara él solito la "cagá" del lagarto, es decir, que hiciera solito las cuentas de restar con llevadas. Me sorprendí al decir aquello, pues hacía años que ni lo oía ni lo decía.

Después de aquello, me lo he repetido mentalmente al pensar en el futuro de tu nieta Aurora. Su falta de motivación, la indiferencia aparente por lo que sucede a su alrededor, por sembrar para el futuro me tienen, no sólo alterado los nervios, sino también preocupada. Recuerdo cuando terminé octavo curso y no quería seguir estudiando, pues consideraba que no servía para aquello (también se encargaron mis maestras, monjas y seglares de hacer que me lo creyera) y tú me dijiste que empezara el bachillerato y lo intentara con todas mis fuerzas. Si a pesar de poner todo mi empeño no podía con los estudios, podría hacer FP. Me distes una larga charla y sobre todo insistías en que el día de mañana me tendría que buscar "la cagá del lagarto" yo sola y tendría que estar preparada.

Lo que nos motiva a seguir adelante, a esforzarnos a conseguir objetivos y a ser ambiciosos (en el buen sentido) no son las charlas de nuestros padres, los castigos o incluso los regalos, es una fuerza interior de superación, de mejora...de entender que lo que nos espera en el futuro se siembra en el presente.

Por más que hablo con mi hija, intento explicarle que su futuro está a la vuelta de la esquina y que tendrá que valerse por sí misma, no parece entender, asimilar y valorar que todo eso es cierto. La mayoría de edad no sólo es tener 18 años es madurar y enfrentarse con valentía a la toma de las riendas de tu vida. No siempre voy a estar ahí para pagar sus gastos, su academia, ropa, caprichos...no siempre va a tener "taxistas" que la traigan y lleven cuando ella quiera. Sus decisiones no pueden implicar a terceras personas sin contar con su consentimiento. Sólo ve que la fastidiamos con verborrea y castigos y que es un rollete todo lo que le decimos.

Estoy decepcionada. No he sabido hacerlo mejor, quizás he querido protegerla demasiado, pero también estoy triste...lo va a pasar muy mal cuando tenga que buscarse "la cagá del lagarto" por sí misma. ¿Llegará a enternderlo algún día? Todo cuesta un esfuerzo, un sacrificio.

Je..."la cagá del lagarto" ¡Qué frase tan simple y graciosa y cuánto de seriedad encierra!